Ni descuentos ni cuotas alcanzaron para reactivar las ventas: las pymes vendieron menos que en 2024 y el gasto real se desplomó más de 20%. La industria del juguete sufre la importación descontrolada y alerta por riesgos en la seguridad infantil.
El Día del Niño 2025 volvió a exponer la debilidad del consumo interno. Según la CAME, las ventas en comercios pymes cayeron 0,3% respecto al año pasado, medidas a precios constantes, y lo más alarmante fue la caída del gasto real: -21,1%, con un ticket promedio de apenas $33.736.
Ni el 87% de locales que aplicaron descuentos ni los planes de cuotas alcanzaron para revertir la tendencia. Igual que en 2024, cuando la baja había sido de 14,4%, el termómetro del consumo sigue en rojo.
“Hubo compras más chicas y regalos más económicos”, admitió la entidad, en un contexto donde hasta una fecha comercial fuerte se transforma en un intento de liquidar stock antes que en un motor de ventas.
Juguetes en picada, importaciones en alza
El golpe más fuerte lo sintió la industria del juguete: ventas -5,2% interanual, pese al boom puntual de un peluche viral en redes. Los fabricantes advierten que la avalancha importadora —84% más en dólares y 114% más en volumen en lo que va del año— compite con precios irrisorios y hasta pone en riesgo la seguridad de los chicos.
La CAIJ alertó que la mitad de los productos ingresaron al país a menos de USD 3 por kilo. “El juego debe ser sin riesgos, pero falta fiscalización”, reclamó su presidente, Matías Furió.
Rubros desparejos y cautela en los hogares
Los juguetes de primera infancia apenas crecieron 0,5%. En cambio, muñecas (-9,3%), figuras de acción (-19,4%), cocinitas (-29%) y radio control (-42,4%) se desplomaron.
En otros rubros, hubo un leve alivio en calzado (+5,3%) e indumentaria (+3%), pero la caída fue contundente en librerías (-14,5%).
Ni la ola de promociones ni el comercio online (que creció 30% pero sigue siendo minoritario) alcanzaron para torcer la caída. La foto final confirma lo que se vive en la calle: un Día del Niño con bolsillos vacíos, pymes en aprietos y un Gobierno que sigue mirando los números desde la Casa Rosada como si no fueran propios.